Creo que una vez más
veo los cuerpos volar
llenan todos los espacios
que voy dejando atrás.
Hoy los equinoccios
son lluvias de cristal
de hojas eclipsadas
por una despedida.
Y voy creando sueños
que no pueden ser
abro mis ventanas
porque esperaré
que escampen las lluvias
de la eternidad
y que pronto aparezca tu rostro
como equinoccio primaveral
u otoñal.
Abro mi puerta, caen las hojas
oigo murmullos y un andar
hubo un silencio bajo una sombra
muevo mis alas que quieren volar
nave del bosque, hija del viento
quiero mostrarte lo que ahora siento.
Y quizá, como un ave,
voy a enseñarte otros mundos
de los seres siderales
de los seres y los mares
del sol.
Febrero de 1991.
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