Equinoccio II
Desde un rincón de la pieza observo
que los muebles me interrogan y la luz
huye en los pasillos sin interrupción, sin mi.
Las ventanas se han armado y los vientos
soplan el techo de mi oscuridad
las paredes se han marchado al jamás, al fin.
Camino en mi mente de pared a pared
y sólo tu hombro en mi mejilla volará
hasta encontrar otro temblor.
Las flores de las escaleras se han torcido
hasta la orilla de los lagos siderales
del recuerdo que no muere jamás.
Sé que tras la puerta están los equinoccios
para hablar de las hojas
y que pronto estará aquí otro invierno
y otra sal de las olas.
Como en tiempo de amapolas
el no fue del quizás
como lluvia de silencio
el dejar del volver
el no fue del quizás
el dejar del volver.
Febrero 16 de
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