Millaray
Sabes que te escribo
en la ciudad
niña, te escucho desde acá,
niña, te busco de verdad.
Sabes que te sigo
por jugar,
niña, te silbo algo de amar,
niña, te espero más allá.
No necesito nada más;
no necesito a nadie más,
todo puede cambiar,
niña: tú piénsalo bien,
niña: tú piénsalo bien.
Diciembre de 1995.-
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