El culpable
Hoy soy invencible
tan lógico, mortal,
tan insensible
y en el mismo lugar,
tan disfrazado de las cosas que odié
que desconozco mi querer.
Preso de codicia,
delitos de poder,
tan despreciable
que no voy a ceder
ni un solo paso a las historias que conté
y que nunca terminé.
Yo también solía pensar
y soñar con los intentos,
y también quería llegar
cantándoles mis complementos,
una tarde descubrí
que no quedaba nada en mí,
una tarde presentí
que no quedaba nada aquí.
Es cierto que en la vida
desierto quedaré
es cierto –acaso-
que yo me lo busqué
disimulado, casi integrado al no sé qué
cumpliendo a medias un papel.
Finales de Septiembre de 1995.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario