Canción para los que no tienen luz
(o para los que son dueños de la verdad)
Los alquimistas de cuatro aristas
son rostros de muerte azul;
simios artistas, infrarrealistas,
decrépitos hilos de luz,
cuasi internautas, pseudo Argonautas,
devórense la exactitud,
dejen la vida encantada:
similis similibus curantur.
Mas el secreto inicial del sol
déjenlo para el final,
no sé por qué soy yo
quien siente este dolor
me quiero despejar,
no quiero ya escuchar:
delirios de verdad.
Mas el secreto final del sol
déjenlo para empezar,
yo sé por qué eres tú
quien siente ese dolor:
porque no tienes luz.
Ángeles sabios, demonios alados,
vampiros de la realidad,
débiles hombros, magos del asombro,
jinetes llevando maldad,
grillos sin canto de gente silbando
canciones vacías de amar
cruzando los campos de flores
matando la fría ilusión de soñar.
Diciembre 13 de 1996.- En la tarde.
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