Vi llover, y en el patio de mi casa
los árboles pedían un poco de agua
tanto tiempo atrás sentía su mirar
pero sus palabras no entendía.
Ellos pedían canción.
Por el monte llegaba el aguacero
con su carga de tristeza sin color
sin hablar, los árboles miraban
quietos la inminente situación.
Ellos tenían razón.
En sus ramas se escondió la voz
que cantaba junto al viento su dolor
en un rincón de su alma cantará
el ave que voló y nunca volverá.
Ellos seguirán solos.
Diciembre 1989, Enero 1990.
“...mientras yo exista y tú existas: seamos hermanos y artistas
arte y amistad nos ligan; arte y amistad obligan...” . Pablo Cabrera Parra.
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